Debido a la agilidad innata de los gatos, y que suelen estar en casa, es menos habitual que sufran lesiones frente a otras mascotas, como los perros. A pesar de esto pueden sufrir incidentes, como del que vamos a hablar hoy, que por desgracia es bastante común: El síndrome del gato volador.
¿Qué es?
El síndrome del gato volador hace referencia a aquel animal que ha sufrido problemas con su equilibrio o el grado de atención que prestaba y debido a ello puede caerse de una altura considerablemente alta.
¿Qué consecuencias puede tener?
Dependiendo de la altura y la gravedad de la caída, así como del tipo de superficie sobre la que caiga, pueden sufrir distintos tipos de daños.
Entre las posibles lesiones que pueden sufrir encontramos: fracturas de huesos, heridas, daños cerebrales e incluso la muerte si es una caída demasiado pronunciada o una mala caída.
Algunas de las zonas más comunes en que puede sufrir daños son aquellos huesos que sean más frágiles y en los de las patas, siendo especialmente comunes las fracturas en las zonas del fémur.
Por otra parte, debemos tener en cuenta que aunque después de la caída el animal no presente lesiones visibles, sí puede tener lesiones internas, como por ejemplos órganos internos dañados, como los pulmones o la vejiga. Por ello, lo recomendable es que siempre que haya habido caída, lo mejor es acudir al veterinario para descartar problemas o complicaciones futuras.
Es fundamental que si a su mascota le ocurre esto acuda a Veterinarios 24 horas Madrid, para que un profesional le atienda.
¿Cómo evitarlo?
La mejor forma de evitar este problema es llevar a cabo tareas de prevención. En este caso, ya que puede ser difícil cambiar la tendencia natural de los gatos de explorar y subirse a cualquier sitio que encuentren interesante, una forma de hacerlo es situando mallas o redes de manera estratégicamente para prevenir problemas.
Ya que existen mallas de distintos tipos, tenemos que pensar si el gato es muy jovencito o muy mayor, su peso, etc. Para comprarlas más resistentes, más duras, o con agujeros suficientemente pequeños como para que el animal no se escape entre alguna rendija dejada.