Con la llegada del buen tiempo nuestras ganas de largos paseos y excursiones crecen, y por supuesto, en ellos no puede faltar nuestro perro. Pasear por el campo aporta grandes beneficios para nuestras mascotas, no obstante, en algunas épocas del año deben hacerse con precaución.
Del mismo modo que las flores, en esta época las espigas crecen, teniendo en su interior las semillas que posteriormente van a ser esparcidas para asegurar de este modo su proliferación. Por este motivo, que nuestro perro coja garrapatas no es lo único de lo que debemos preocuparnos en nuestros paseos por el campo.
Las espigas son especialmente peligrosas cuando se secan y empiezan a amarillear, ya que es en este momento cuando se desprenden del tallo. Hay que tener en cuenta que, mientras que para los humanos las espigas no son más que una molestia, éstas puede causar graves problemas en nuestras mascotas.
Los perros, ya sean más grandes o más pequeños, se encuentran cerca del suelo. Esto, unido a su pelo, facilita que las espigas se enreden a lo largo de su cuerpo introduciéndose poco a poco en el interior y clavándose en la piel, lo que puede provocar infecciones si no es detectado a tiempo.
El riesgo más grande lo tienen en las orejas y el hocico. Los perros con las orejas en punta hacia arriba corren un gran riesgo de que las espigas se metan por el conducto auditivo causando inflamación e incluso infección del mismo. Si ocurre esto, tendrá que ser el veterinario el que saque la espiga.
De este modo la mejor manera de evitar los daños de las espigas en nuestros animales es prevenir. Deberemos intentar evitar que nuestros perros paseen por zonas con hierbas y espigas. En el caso de que lo no podamos evitarlo y lo haga, debemos revisar a nuestra mascota cuidadosamente, asegurándonos de que hemos eliminado todas las espigas. Asimismo, hay que recordar revisar entre las pezuñas. Si las espigas están encarnadas hay que tener mucho cuidado de que no se rompan dejando partes de la misma en el interior y fomentando la infección.