Regañar a los gatos cuando hacen algo que no queremos no siempre es la mejor estrategia. Los gatos, a diferencia de los perros, no responden de la misma forma al castigo, ya que su naturaleza independiente los hace menos receptivos a las reprimendas directas. En lugar de entender qué hicieron mal, es más probable que se sientan confundidos o incluso asustados, lo que puede afectar su confianza y relación contigo. Hoy, desde Clínica Veterinaria Ciudad de los Ángeles, os hablamos de ello.
Uno de los problemas principales de regañar a un gato es que no siempre asocian la reprimenda con el comportamiento. Por ejemplo, si arañan un mueble y los regañas, podrían no comprender por qué están siendo reprendidos, ya que para ellos, arañar es un comportamiento natural. Además, gritarles o castigarlos físicamente puede aumentar el estrés del gato, empeorando los problemas de comportamiento o causando conductas más negativas, como la agresividad o la ansiedad.
En lugar de regañarlos, es mejor redirigir su comportamiento hacia actividades aceptables. Si arañan muebles, por ejemplo, proporciónales rascadores y prémialos cuando los usen. La educación positiva funciona mejor con los gatos; reforzar lo que hacen bien con premios o caricias puede ayudarlos a entender lo que esperas de ellos.
Teniendo todo esto en cuenta, se puede ver que regañar a un gato no suele ser efectivo y puede generar más problemas. En cambio, opta por la paciencia, la redirección y el refuerzo positivo para lograr que tu gato adopte buenos comportamientos. Esto fortalecerá tu vínculo y creará un ambiente más tranquilo para ambos.