El perro no sólo es el mejor amigo del hombre, sino que también puede serlo de los niños por cómo pueden ayudarles en su desarrollo. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunos aspectos para evitar que pueda producirse entre ellos algún tipo de riesgo. Hoy, desde Clínica Veterinaria Ciudad de los Ángeles, os hablamos de ello.
Lo primero que hay que destacar es que no todos los perros pueden convivir con niños. Lo idóneo es que el animal sea paciente, tranquilo y sociable para jugar entre ellos sin problema.
Para evitarlos, hay que recordar que los niños de entre 2 y 3 años se relacionan con los perros golpeándolos, empujándolos y agarrándolos; entre los 3 y los 4 suelen acariciarlos, pero sin controlar su fuerza. Esto es algo que también les ocurre a los cachorros que tienen entre 1 y 4 meses ya que persiguen cosas que se mueven y juegan mordiendo sin ser conscientes de la fuerza.
Esto es algo muy importante porque la mayoría de los accidentes ocurren entre niños y perros que conviven juntos. Por lo general se produce por un juego inadecuado del niño con perro, que, queriendo jugar, puede abrazarlo o molestarlo mientras come o duerme, o puede pegarle sin querer. Por ello, hay que orientar a los niños de forma positiva para que no corran riesgos al jugar con el perro.
Lo mejor para evitar problemas entre los más pequeños y los canes es fomentar la educación infantil para que mejore su comprensión y sus conocimientos sobre los perros. De esta forma también se ayudará a que el niño pueda aprender a identificar el lenguaje canino, aunque eso no es todo.
Otra de las cosas que deben aprender es a distinguir los objetos familiares de los personales del perro, como su comedero, su cama, juguetes, etc. Por último, es bueno que los niños se acostumbren a ver las conductas naturales del perro. De esa forma sabrán cómo actuar en caso de que les vean jugar, descansar, o comer y se evitarán situaciones de conflicto.